La Ley Concursal obliga a las empresas en estado de insolvencia a solicitar el concurso de acreedores. Es decir, aquellas empresas que no puedan hacer frente de forma regular a sus obligaciones de pago, tienen un plazo de dos meses para instar la solicitud.
Dado el carácter ambiguo del concepto de estado de insolvencia, a lo largo de este artículo profundizaremos sobre sus aspectos más relevantes desde un punto de vista legal y financiero, así como sobre los matices y consecuencias más relevantes en el concurso de acreedores.
Hechos reveladores de una posible insolvencia
Bajo el concepto hechos reveladores, la Ley Concursal regula de forma precisa una serie de supuestos que pueden ayudar a identificar de forma inequívoca cuándo existe una situación de insolvencia en una empresa, a saber:
- Cuando se haya despachado ejecución o apremio contra el deudor sin que del embargo hayan resultado bienes libres bastantes para el pago
- Ante un incumplimiento generalizado de las obligaciones de pago por parte del deudor
- En caso de existencia de embargos que afecten de una manera general al patrimonio del deudor
- Ante el alzamiento o la liquidación apresurada o ruinosa de sus bienes por el deudor
- Por último, también puede entenderse como un hecho revelador, el incumplimiento generalizado del pago de obligaciones tributarias exigibles durante el plazo de tres meses, así como el incumplimiento de las obligaciones de pago de cuotas a la Seguridad Social o en materia salarial durante ese mismo período.
La insolvencia como concepto financiero
A nivel financiero, existen numerosas fórmulas contables que pueden, por norma general, predecir la inminente situación de insolvencia de una empresa. De entre todas ellas, las dos más utilizadas debido a su alto porcentaje de éxito son:
Test ácido
Se trata de un ratio que indica la solvencia / liquidez de la empresa a corto plazo. Para ello pone en proporción el activo corriente (menos las existencias) con respecto al pasivo corriente (que son las magnitudes más a corto plazo dentro del balance contable).
Test ácido = Activo corriente – existencias / pasivo corriente
Realizado el cálculo, si el resultado es inferior a 1, se infiere que el pasivo corriente es excesivo y será un indicador claro de una posible situación de insolvencia, ante la insuficiencia de activos líquidos por parte de la empresa para hacer frente a sus obligaciones exigibles a corto plazo.
Altman Z-score
Si bien no se trata una fórmula infalible, resulta una de más utilizadas. Consiste en el siguiente cálculo:
Altman Z-score = 1,2 * T1 + 1,4 * T2 + 3,3 * T3 + 0,6 * T4 + 1,0 * T5
En esta fórmula, han de interpretarse:
T1 = (Capital circulante / Activos totales)
T2 = (Beneficios no distribuidos / Activos totales)
T3 = (EBITDA / Activos totales)
T4 = (Capitalización bursátil / Deuda Total)
T5 = (Ingresos netos / Activos Totales)
Una vez realizado el cálculo:
- Si el resultado está por encima de 3, la empresa no presentaría probabilidad de quiebra
- Un resultado entre 2,7 y 2,9, se consideraría zona de precaución
- Si el resultado está entre 1,8 y 2,7, estaría en zona de alerta
- Cualquier resultado por debajo de 1,8, se consideraría quiebra inminente.
Una vez determinado el estado de insolvencia de la empresa, habrá que analizar los aspectos básicos y los plazos sobre cómo solicitar el concurso de acreedores recogidos en el artículo 5 de la Ley Concursal.
Manuel Álvarez-Sala & José María Mesa
Si tiene dudas sobre cómo determinar el estado de insolvencia en su empresa,