China se encuentra entre las primeras potencias económicas mundiales y sus expectativas de futuro son más que prometedoras. Según previsiones del Fondo Monetario Internacional, su desarrollo la colocará a la cabeza de los países ricos.
El interés por el mercado chino ha ido incrementándose en estos últimos años, en un momento económico en el que la gran mayoría de los mercados se encuentran saturados. China es un mercado virgen, lleno de grandes oportunidades porque todavía queda mucho por hacer en su desarrollo. Es el segundo receptor de inversión extranjera tras estados Unidos y, actualmente, está apostando por la adopción de políticas liberalizadoras. Las empresas españolas gozan de una participación activa en China desde hace años, no obstante, está a gran distancia de las de otros países occidentales. Ante esta situación, el actual gobierno español está apoyando el fomento de la inversión en la zona con proyectos como el plan Asia Pacífico.
Según el último informe de la Organización para el Desarrollo Económico y la Cooperación, los sectores de mayor crecimiento y con mayor potencialidad son la agricultura, el medio ambiente, la industria y tecnologías avanzadas, las telecomunicaciones, los proyectos de infraestructuras y el sector de la construcción.
Acceder al mercado
Una vez superada la fase de contacto con el territorio y futuros socios o proveedores y distribuidores, se puede optar por varias opciones de implantación con diversos grados de compromiso.
Una primera aproximación al mercado chino puede consistir en seleccionar un agente o distribuidor que comercialice los productos. Dada la inmensidad del territorio chino, así como la falta de infraestructuras y la fragmentación de sus mercados internos, es difícil que un distribuidor pueda cubrir con éxito una zona amplia. Por ello, según nuestra práctica, es recomendable generalmente no otorgar concesiones exclusivas, o si éstas se establecen, que sena sobre un mercado muy reducido. Esta fórmula no tiene que implicar necesariamente una inversión directa de capital ni una presencia activa para la empresa española.
Las formas de establecerse en China básicamente son tres: Oficina de Representación, Empresa Mixta y Empresa con capital extranjero en su totalidad. Las dos últimas suponen una inversión en una empresa en China, lo que implica un mayor riesgo para la empresa española, aunque constituye la verdadera apuesta por el mercado chino.
Oficinas de Representación
Son bastante frecuentes para empresas que quieran tener una presencia y representación permanente en el mercado chino, y que no deseen una inversión a través de una sociedad en el país, contando con la ventaja de la rapidez y agilidad en los trámites necesarios para su establecimiento. Su capacidad operaciones es restringida y sus tareas son básicamente de carácter comercial y de asistencia desde China a la empresa española (consultas, marketing, investigación y prospección de mercado, etc.).
Empresa Mixta
De acuerdo con nuestra experiencia, contar con un socio chino puede reportar ventajas para competir en este mercado dado su conocimiento de la cultura china en cuanto a los negocios y, además, puede aportar contactos con otras empresas y con autoridades chinas. También, la elección de esta forma jurídica permite que las empresas gocen de importantes beneficios fiscales durante sus cinco primeros años de actividad.
Empresa 100% Extranjera
A través de esta forma jurídica, el empresario español podrá, en aquellos sectores no restringidos a la inversión extranjera, constituir sociedades sin la necesidad de capital o participación china. La reforma del marco de inversiones extranjeras de 2001 ha eliminado las discriminaciones que existían en el pasado frente a las otras opciones. La gran ventaja para el empresario español es que tiene absoluto control sobre la empresa y ejerce su gestión directamente y con más libertad.
Sectores e incentivos a la inversión
Hay sectores de inversión extranjera promovidos especialmente. Es el caso de empresas exportadoras o de alta tecnología, para los cuales se aplican beneficios fiscales específicos, como vacaciones tributarias, períodos de gracia, reducciones fiscales, exenciones de impuestos locales, etc.
Además, existen incentivos en función del área geográfica en la que se materialice la inversión. Las áreas más relevantes son las Zonas Económicas Especiales y las Zonas de Desarrollo Económico e Industrial (fomentadas por la administración local).
En el último año, el gobierno chino ha estado desarrollando un Plan para la Apertura del Oeste de China al comercio internacional y la inversión extranjera, en línea con el acceso a la OMC. El objetivo es igualar el nivel de desarrollo entre la costa y el centro del país, altamente desequilibrados.
Este plan se materializa en importantes incentivos fiscales sobre los ya existentes para la inversión extranjera (extensión de las vacaciones tributarias, mayores exenciones fiscales), existencias de un grupo más amplio de Industrias prioritarias para la recepción de inversión extranjera (como agricultura, medioambiente, infraestructuras), mejoras y apoyo del sistema de financiación (préstamos gubernamentales, facilidades bancarias, préstamos coyunturales de carácter internacional,…) y apertura a la inversión de sectores tradicionalmente restringidos como Banca, Distribución y Servicios.
Bienvenidos a China
China es un país en crecimiento constante, que cuenta con unas previsiones y capacidad de desarrollo inigualadas, cuyos costes fijos y de mano de obra son muy competitivos y que supone sustanciales ventajas para el inversor extranjero, quien cuenta con especiales incentivos y apoyos. Todos estos factores señalan a China como una alternativa de inversión prioritaria para los empresarios que quiera subir al tren de la Nueva Economía.
Eduardo Morcillo
Artículo publicado en Tu negocio, nº 10 I y II
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