Tras 20 minutos de discurso, nadie preveía un coloquio, pero Wu Bangguo, viceprimer ministro chino, en un encuentro celebrado el jueves, tenía ganas de captar la sensibilidad de los empresarios españoles. ¿Alguna pregunta? El seleccionado grupo de compañías que escuchaba a Bangguo, todas ellas asentadas en territorio chino, también quería saber más detalles de los cambios de la economía con más futuro de la Tierra.
Interesaba (y mucho) conocer de primera mano las negociaciones de la entrada de China en la OMC (Organización Mundial de Comercio).
Todo va bien. Se han superado todos los obstáculos, profetizó el viceprimer ministro.
Sin trabas arancelarias, las empresas españolas que operan en China se frotan las manos con el apetecible negocio que ya viene.
En un momento económico en el que los principales mercados se encuentran más que saturados, China cuenta con un valor especial añadido, al ser un mercado virgen de grandes oportunidades y en el que todavía resta mucho por hacer, enfatizan desde Mariscal Abogados, expertos en el asesoramiento a compañías españolas con relaciones con el gigante asiático.
Con un ritmo de crecimiento económico del 8% en el primer semestre del año, China promete más reformas estructurales e inequívocos tintes aperturistas para atraer mayor inversión (en los cuatro primeros meses del 2001, las exportaciones españolas a China han aumentado un 30%).
Beijing presenta como credenciales de referencia la cotización en las Bolsas internaciones de las principales empresas chinas y el aumento de la inversión extranjera directa (IED) del 17,98%, anual entre enero y mayo. China no está tan lejos. Las empresas saben que hay que estar allí, remarca Fernando Puerto, director de Relaciones Internacionales del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, quien ve factible reducir la balanza comercial, que arrastra un saldo negativo para España de 575.000 millones de pesetas.
Fuente: Nueva Economía – El mundo – 17 de junio de 2001
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