Una patente permite a los creadores e investigadores proteger sus creaciones y dar un valor justo al esfuerzo invertido en la investigación y desarrollo del producto.
Requisitos de patentabilidad
Para ser patentable, debe haber una nueva invención que involucre una actividad que sea susceptible de aplicación industrial. La novedad de la creación es un aspecto central para poder patentarla. Por ello, es importante que el inventor evite la divulgación y se asegure de que la invención se mantiene en secreto hasta la presentación de una solicitud de patente. La patente protege la invención durante veinte años y su presentación confiere derechos exclusivos a su titular. El uso o producción de productos patentados sin el consentimiento de su propietario está prohibido y permite a su dueño ejercitar acciones legales contra la infracción.
Estrategia de aplicación
La protección de una patente es posible a tres niveles:
Patente nacional
Para proteger una invención en España es posible presentar una solicitud de patente nacional en la Oficina Española de Patentes y Marcas. El procedimiento es complejo. El inventor deberá rellenar la solicitud en castellano y pagar una tasa. La Oficina realiza un análisis de la forma y fondo del producto y hace un informe de investigación. La publicación es entonces necesaria para permitir a terceros oponerse a la aplicación de la patente. Posteriormente, la Oficina podrá conceder una patente nacional y la invención estará protegida en España.
Patente europea
Un inventor podrá también presentar una solicitud de protección a nivel europeo. Esta opción es posible cuando se desea proteger una invención en varios países europeos. La patente europea no está unificada y concede los mismos derechos que la patente nacional. El procedimiento se divide en dos fases: la fase europea y la nacional. En la fase europea, el inventor deberá rellenar la solicitud en una de las tres siguientes lenguas oficiales: francés, inglés o alemán. En esta fase es importante que el inventor indique los países en los que busca la protección. La segunda fase es la fase nacional, que requerirá solicitar la validación ante la oficina nacional de patentes. En España, el solicitante deberá solicitar una traducción y pagar una tasa.
El solicitante debe tener en cuenta que una vez expedida, la patente europea es válida en todos los países sin necesidad de validación nacional. No obstante, España no se adhiere a esta norma. Por lo tanto, la validación nacional en España será necesaria para proteger la invención en España.
Patente internacional
Finalmente, es posible presentar una solicitud internacional. Esta solicitud es similar a la de la patente europea. El Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), que cuenta con 148 firmantes, permite al inventor proteger su invención a nivel internacional, mientras simplifica los procedimientos relativos a completar múltiples solicitudes. En España, al igual que con la patente europea, no es posible obtener una única patente. Deberá solicitarse la validación ante la oficina española para que la patente sea eficaz.
Las patentes europeas e internacionales no están unificadas, por lo que confieren los mismos derechos que una patente nacional.
Defensa de la patente
Una vez registrada, la patente debe ser defendida como patente nacional.
Cualquier tercero que desee obtener una cancelación de la patente podrá impugnarla. Para ello deberá realizar la solicitud ante los tribunales españoles. Este procedimiento está regulado en la Ley 11/1986 de patentes.
La patente deberá ser protegida de falsificaciones. En caso de incumplimiento en España, la demanda deberá ser presentada ante los tribunales españoles.
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